Quiero hacer una breve reflexión estratégica sobre el discurso de Steve Jobs en Standford en 2005 que estos días ha circulado de forma viral por las redes sociales, el correo electrónico y los blogs.
El mundo digital obliga a ser breve para no perder la atención del visitante. En 140 caracteres debemos resumir un concepto, una idea. Los lectores procesan rápido y descartan los mensajes largos y aburridos.
Pero he encontrado una asombrosa cantidad de tuits y reflexiones que simplifican en exceso una de las frases de Steve:
Si no estás haciendo lo que harías el último día de tu vida, necesitas cambiar algo
Dentro del contexto, refuerza el concepto que Jobs quería transmitir. Aislado en un tuit, parece que nos anima a un Carpe diem sin fin. Un «vive el momento cada día como si fuera tu último día».
¡Ojo! Que el futuro nos espera. Lo que hacemos hoy, tienen reflejo en el futuro. No hay que cometer el error estratégico de vivir en el cortoplacismo permanente.
Si hoy fuera nuestro último día, viviríamos como cigarras, y no como hormigas. Pero como confiamos en que hay un mañana, sabemos que vivir como una cigarra nos puede llevar a un futuro incierto y peor.
Disfruta el momento porque «día que se va, no vuelve» pero piensa en el largo plazo. Te lo diría cualquier estratega.
Como en el dilema del prisionero, nuestra mejor opción depende del número de partidas que creamos que quedan por jugar.
Interpretemos el contexto. No tomemos todo al pie de la letra. Ni aunque sea palabra de Jobs.
Hace ya unas semanas desde la pequeña decepción que nos llevamos con el desenlace de la temporada de Formula1 de 2010
Fernando Alonso no pudo cumplir con las expectativas y salir campeón del mundo, pese a que partía de una posición privilegiada (era el líder).
En España somos los campeones de la estrategia a posteriori. A toro pasado todos decimos “¿A quién se le ocurrió la brillante idea de …?”
Lo que tendría mérito es ser un buen estratega en el fragor de la batalla, pero eso es otra historia.
Para tomar la decisión que condenó a Ferrari no había que ser valiente, ni arriesgado.
Al revés, era la decisión más adecuada con la información que manejaba el equipo y el posible desarrollo de la carrera.
Quizá en otro post me anime y desarrolle un poco más mi opinión “hoy políticamente incorrecta”. Por el momento enlazo un tremendo post de 2005 de Martinez (@estratega en twitter), que me vino a la cabeza nada más ver a Fernando Alonso embocar la calle del pit-lane.