Hoy me he acordado de una anécdota que ocurrió a Marcelino y a Pepe en julio del año 2014, y que leí en el libro distopia.es.
Marcelino y Pepe habían aterrizado en Brasil; la selección española de fútbol era finalista de la copa del mundo por segunda vez en la historia, y no se lo querían perder. Un entorno único para un evento mítico: Brasil – España en Maracaná. Con total probabilidad, la última vez que Marcelino y Pepe podrían animar a este equipo histórico de “jugones”. Quizá vivieran un Maracañazo.
Vieron unos carteles que indicaban el camino hacia el aparcamiento de los vehículos de alquiler.
P: Esto es lo más cómodo que he visto nunca. ¡Autoservicio de coches! Llegas, eliges el que más te gusta, escaneas el código QR, aceptas el contrato en el móvil y te llevas el coche. Sin esperas, sin intermediarios, sin preguntas. ¡Y me lo cargan directamente en el teléfono móvil!
Pepe escanea el código y se abre una página web en su teléfono móvil. Se identifica con el usuario y contraseña de su red social favorita y con un toque en la pantalla acepta las condiciones. En ese momento, automáticamente, se abren las puertas del coche.
Una locución indica “por favor, mire al espejo retrovisor central para autorizar el uso del vehículo”. Pepe mira al espejo, que tiene incorporada una mini cámara que escanea su cara. En un momento, se ilumina una luz verde en el salpicadero. Autorizado.
M: Es un sistema de seguridad, para evitar el fraude y la suplantación de personalidad. Similar al desbloqueo del teléfono móvil de hace un par de años.
P: ¡Cómo mola el buga! Por cierto, Brasil está petado de españoles. Fíjate en que el coche nos ha hablado en español. Lo habrá dejado algún compatriota.
M: Me da que no. Tú le has indicado tu idioma preferido cuando has aceptado las condiciones en el móvil usando la cuenta de la red social…
La locución les indica cómo pueden arrancar el coche a través del control de voz integrado en el vehículo. Sin más tiempo que perder –querían ver el partido por el tercer y cuarto puesto en el hotel-, arrancan y comienzan a circular.
Marcelino enciende la radio. Suena música:
♫ Si la tocas otra vez, te prometo que esta noche yo nunca la olvidaré… ♫
P: ¡Ostras! ¡Platero y tú sonando por la radio en Brasil! ¡Esto sí que no me lo esperaba!
M: Pepe, creo que el coche te ha identificado y ha pedido a la radio -que hace ya unos meses que funciona solo a través de Internet- que reproduzca contenido según tus preferencias. ¡Ja, ja, ja!
Cuando finaliza la canción, la radio continua con un mensaje en un perfecto español .
R: Bienvenidos a Orwell Private Radio, en una emisión especial para Pepe y Marcelino. ¡Y mañana todos a animar a España! Juegan Iniesta y Fernando Torres ¡No podemos fallar!
Esta noche os recomendamos cenar en el Rodizio, carne brasileña a la brasa a un par de manzanas del hotel. Hoy tenéis un descuento especial, exclusivo para vosotros. ¡Escanead el código QR cuando entréis por la puerta!
Y ahora os dejamos con Extremoduro. ¡Disfrutad de Brasil!
♫ Pero dónde están los besos que te debo: en una cajita. Que nunca llevo el corazón encima, por si me lo quitan ♫
P: ¡Me ha leído el pensamiento!
M: Sí, sí… el pensamiento. Pepe, lo que ha leído han sido todas las búsquedas que hiciste en el buscador, las canciones que escuchas más a menudo, qué miraste en la aplicación de mapas y ha rastreado los últimos restaurantes en los que has estado conmigo. Por eso sabe qué nos gusta.
P: Esta cadena de radio es la bomba. ¿Por qué no la tendrán en España? ¡Se iban a forrar!
Marcelino toca el botón para apagar el micrófono interno del control de voz y dice.
M: Pepe, recuerda que hace meses que las cadenas de radio no son locales sino mundiales. Descubrieron las ventajas de emitir a través de Internet una vez que se popularizaron los dispositivos con acceso a Internet móvil (teléfono móvil, ordenador de abordo en los coches) y que todos los aparatos electrónicos de casa y del trabajo estaban también conectados. Superaron una limitación territorial, y de paso las restricciones de los países para utilizar el espacio radioeléctrico.
P: Marcelino, creo que a veces piensas que soy imbécil. ¡Eso ya lo sé! Escucho mi cadena de radio favorita desde cualquier sitio. Ahora que lo pienso. Como las cadenas de radio son globales y no locales, ¡puedo sintonizarla en España! ¡Orwell Private Radio!
M: Va a ser que no. ¿Recuerdas 2012? En marzo Ads cambió su política de privacidad y obligó a los usuarios a aceptarla sin más. Ese día comenzó la primavera de la red. Con el cambio de política, Ads podía literalmente cruzar todos los datos que tiene de ti, de tus búsquedas, tus preferencias, tu ubicación, la forma en la que te relacionas en la red social y las llamadas que haces a través del teléfono móvil. Eso les permitiría ofrecerte publicidad de lo que a ti te gusta –y a ellos les interesaba- de forma que sus beneficios crecerían de forma exponencial.
P: A la vista está que es útil, jejeje.
M: Sí, pero la Unión Europea consideró que los ciudadanos no podíamos renunciar a nuestra privacidad. Que no era bueno que un pequeño grupo de corporaciones influyeran más en nuestros deseos, en nuestros pensamientos, en nuestra forma de actuar. De alguna forma, se estaba creando un nuevo orden mundial en el que la moneda de cambio era la privacidad de los usuarios, y la UE no nos quería dejar caer en aquella trampa. No nos dejaría tragar ese caramelo envenenado. En materia económica… qué te voy a contar. Pero la privacidad se la tomaban en serio. Preparó una directiva y exhortó a los países a transponerla dentro de la legislación tan pronto como fue posible. Por eso es por lo que no tiene interés sintonizar Orwell Radio en España. ¡No puede utilizar todo lo que sabe de ti para animarte a consumir en aquellos establecimientos que le pagan el llamado impuesto orwelliano!
P: ¡Vaya! Se me han revuelto las tripas, creo que me lo voy a replantear.
M: Menos mal que hemos apagado el micrófono. Si no, seguro que te encontrabas un sobre de Almax en la habitación del hotel.
La radio se interrumpe de nuevo y la locución indica:
“Esta noche, puedes encontrar diversión y mujeres en el Club Maracaná.”
M: ¡Pero Pepe! ¿Qué más has buscado en Internet?
Imagen: Radio Marea, de fabiomoie. Licencia: en el dominio público. Fuente: Wikicommons.